A veces no me
da tiempo de hacer las cosas que más disfruto y experimento un poco de
frustración, pero al final siempre estoy en la posibilidad dejar de lado
algunas actividades para dedicar más tiempo a lo que me gusta. Entonces pienso en esas personas casadas y con
hijos que siempre están ocupadas en las obligaciones que eso les demanda: el no
poder dejar a sus hijos ni un momento y todas las tareas que implica llevar una
familia. Me pregunto el nivel de frustración que deben alcanzar a veces, porque
somos seres humanos y nuestras pasiones siempre estarán ahí llamándonos,
podemos ignorarlas momentáneamente pero
no por eso llegan a desaparecer.
Mantener una
familia consume mucho tiempo y mucha energía en deberes, todas esas cosas que
en apariencia “se tienen que hacer”, y todo eso desplaza en prioridad a las
cosas que verdaderamente queremos realizar. Ir posponiendo las cosas que nos
gusta hacer puede generar mucha frustración e imagino que por eso a veces suele
generarse un ambiente tan tenso y de constante irritación en las familias.
Creo que si en
una familia no hay respeto ni se goza de cierto grado de libertad e
independencia, puede generarse un profundo resentimiento y frustración. Porque
así como necesitamos socializar también requerimos tiempo de forma individual,
ese tiempo donde hacemos lo que nos apasiona, o simplemente nos mantenemos
alejados de todo lo que nos genera estrés.
Sospecho que
una gran cantidad de personas no fueron conscientes de lo que implicaba tener
una familia y se aventaron a formar una pensando que en ella radicaba la
felicidad casi por antonomasia. Sin embargo, jamás supieron lo demandante que
podía ser eso y no todos logran lidiar con el estrés que eso puede provocar.
Aquello termina siendo un martirio para muchos.
Personalmente
no estoy dispuesto a abandonar la libertad de la que gozo, ni el tiempo que
invierto en las cosas que me gusta hacer. Fuera del tiempo que invierto en el ámbito
laboral, las horas restantes quedan completamente a mi libre albedrío. Puedo
dormir, leer, escribir, ir al GYM, ir a bailar… lo que me venga en gana, no hay
deberes más que conmigo mismo y eso es algo que no pienso dejar. Por eso no quiero
enrolarme en una relación inmadura en la que deba abandonar gran parte de las
cosas que me gusta hacer. Pienso que de tener una relación sería en libertad (y
no confundir libertad con libertinaje), no tengo derecho a impedir que mi
pareja haga lo que no quiere o deje de hacer lo que le gusta, no tengo por qué
restringir esas cosas de las que disfruta y son parte de su esencia, y esto
debe ser recíproco.
El problema del
amor es la carga de pertenencia que se le atribuye y ese es un error común y devastador.
El amor ni siquiera es sinónimo de propiedad. En lo que a mí respecta, no
pienso abandonar mi soltería para meterme a una relación de impedimentos, y no
es que pretenda tener una relación y seguir como si estuviera soltero, no,
porque esto sería también inmadurez; porque una relación también requiere de
tiempo, de dedicación y cierto sacrificio, un sacrificio que en vez de generar malestar
genera bienestar. Estoy dispuesto a invertir tiempo, vida, lo necesario para estar
bien, pero no para estar peor.
Hay
que pensar lo que uno quiere e ir por eso, la secuencia de vida que nos han
trazado no funciona para todos y es decisión de cada uno ir armando nuestra
vida como mejor nos acomode, y creo que
siendo el mundo tan variado hay muchas posibilidades de hallar quien tenga
similitudes con nosotros.
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