A mí me pareció desproporcionada la acción que tomó Tamara de Anda
contra quien le gritó “Guapa” en la calle. Pensé que eso daba para una
reflexión, quizá un debate respecto a lo que es acoso y lo que no lo es y
masticaba en mi mente cómo abordar el tema, pero antes de que pudiera opinar
algo todo cambió frente a la reacción que tuvieron muchos hombres sobre lo
sucedido; si lo de Tamara de Anda me pareció una “exageración”, ésta fue
palideciendo frente a la reacción desmedida, esa sí, de muchos hombres que
hasta llegaron a confabularse en las redes sociales para amenazarla de
violación y hasta de muerte, entre otras cosas.
Eso sí es de dar miedo.
Se trata de hallar un consenso, de armonizar la relación hombre-mujer en
la sociedad para que ambos nos sintamos seguros en ella. Para eso está el
diálogo, el intercambio de ideas y opiniones, pero la exageración histriónica
de quienes nos llegamos a burlar del suceso cuando apenas salía a la luz,
palidece frente a la exageración realista y amenazante con la que reaccionaron
muchos hombres.
Ante esto es imposible no ponerse del lado de Tamara de Anda.
Al paso de las horas lo de Tamara ya no me parece una reacción
desmedida, ahora mi atención se ha vuelto a la respuesta tan radical de muchos
de mis congéneres.
Tamara denunció a quien le gritó en la calle y lo encerraron unas horas
como castigo; pero la venganza que planean algunos hombres contra Tamara es
criminal, es machista, es misógina, y ahí indudablemente encuentra
justificación la, ahora tenue, reacción de Tamara.
No es concebible que
Tamara de Anda reciba amenazas de muerte y de violación por una acción legal
que ella emprendió y cuyo único resultado fue un encierro de algunas horas. La
venganza machista de algunos apunta a la violación y al asesinato. Ante esto,
¿cómo pensar que Tamara exageró?
Ojalá las amenazas no
prosperen, ojalá pudiéramos tener un diálogo más humano sobre ideas en las que pudiéramos
estar o no de acuerdo, pero cuando hay amenazas tan radicales es imposible no
tener respuestas igual de radicales. Hay cosas en las que puedo no estar de
acuerdo, pero no por eso voy a matar o violar a quien piensa diferente.
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