domingo, 25 de junio de 2017

La industria porno en mexico

La industria pornográfica en México era, hasta hace unos años, prácticamente inexistente. Lo que más se acercó al cine pornográfico, aunque muy de lejos, fue el llamado cine de ficheras, que en realidad eran producciones tímidas, intentos baratos de igualar al cine erótico italiano de la década de los setentas.

El cine de ficheras se limitaba a breves escenas de desnudos y cachondeo mezclado con albures, humor mediocre y ningún esfuerzo por lograr algo de calidad. Lamentablemente, esto es lo único que de cine medianamente erótico teníamos en nuestro país. Hace unos dos años si buscabas pornografía mexicana en alguno de los portales que proveen porno en la web no encontrabas nada, quizá uno que otro video amateur de algunos segundos y de pésima calidad. No sucedía lo mismo con el porno de otros países como Alemania, Italia o Francia, de los cuales se puede hallar videos producidos aún en blanco y negro y de muy buena calidad en cuanto a producción se refiere. En resumen, la industria pornográfica en México era casi inexistente salvo algunas esporádicas excepciones, y  tendrá apenas uno o dos años que ha ido tomando presencia.

La primera película pornográfica de la que se tiene registro fue la de  Ángel Rodríguez Vázquez, llamada Las profesoras del amor, de  1987.

De ahí la primera aparición importante del porno mexicano la tenemos a principios de siglo, entre el 2002 y el 2003, con un filme netamente Gay titulado Sexxcuestro, del productor Laars Robledo y dirigida por Summer Gandolf. El filme recibió la postulación a Mejor guión en el festival internacional de cine erótico Gay en Barcelona, España.

Posteriormente la productora Maldoror, dirigida por Marco Antonio Bustos, realizó dos filmes pornográficos de no muy buena calidad, se trató de Fetiches mexicanos 1 y 2. Por esos tiempos quien también ofrecía algunos videos pornográficos era la revista Tu mejor Maestra, una publicación de contactos sexuales, historias eróticas y fotografías, que ya en la era digital comenzó a ofrecer videos como regalo de fin de año; los primeros videos eran producciones amateur enviadas por sus suscriptores, obviamente se trataba de filmes de muy baja calidad tanto en desarrollo como en la calidad del video en sí. Posteriormente introdujeron algunos videos con una producción bastante pobre, pero no dejaban de ser videos amateur.


No obstante lo anterior, el cine porno mexicano se había mantenido bastante mediocre. En la actualidad hay una productora que considero merece prestarle atención, ya que a mi parecer esta realizando videos de buena calidad; se trata de Sexmex (https://sexmex.xxx/tour/), que ya cuenta con varios videos producidos y una buena cantidad de actrices en su página web. La producción es buena, las historias son las típicas de la industria porno sin caer en la vulgaridad que caracterizaba al cine erótico mexicano. Son actores y actrices jóvenes que me parece están metiendo al cine porno mexicano a la par en cuanto a calidad comparada con otros países, aunque aún sin llegar a alcanzar la calidad del cine Italiano o francés.  No podríamos compararlos con una producción de Mario Salieri, por ejemplo, pero tienen la calidad del cine porno comercial y esto me parece que ya es un gran avance si lo comparamos con las porquerías que se hacían en los 70s.


Esperemos que el cine porno mexicano evolucione para bien, por lo menos ya es posible encontrar algo digno en los portales de videos porno internacionales.

Los nómadas de la noche

Para los que siempre hemos dudado de todo cuanto se dice de Cuba, y no hemos podido visitar la isla para constatarlo o desmentirlo, éste libro resultará interesante.

Son ochenta y nueve páginas en las que Rubén Cortés, un emigrante cubano radicado en México desde hace algunos años, condensa lo que fue vivir en cuba y los destinos que tuvieron algunos de sus allegados, tanto de los que lograron salir de la isla como los que nunca lo hicieron.

En México es común que los de ideología de izquierda (dentro de los que yo mismo me cuento) hablen maravillas de la revolución cubana, de Castro y de la vida en Cuba. Sin embargo, personalmente siempre he tenido mis dudas, pues esa aparente felicidad que envidian los mexicanos contrasta con la cantidad de cubanos buscando salir de la isla, y también con los testimonios de aquellos que la han visitado.

Cuba no es lo que la ideología izquierdista nos ha hecho creer durante años, ni las consecuencias de la revolución cubana parecen haber sido lo mejor para los cubanos; al menos así nos lo hace ver Rubén Cortés en éste libro: restringidos y aislados, Cuba parece ser más bien una enorme prisión donde careces de la más básica libertad de movimiento.


Espero algún día poder visitar la isla y constatar o refutar todo lo que de ella se dice. 

Cortés, Rubén. Los nómadas de la noche, Ediciones cal y arena. México, 2017.

sábado, 24 de junio de 2017

Imelda: Mi primer amor

Hace unos días encontré a quien fuera mi primer amor. Nos conocimos en la secundaria, cuando contábamos con catorce años. Es un poco difícil explicar lo que ha sido esto; alegría, nostalgia, ternura, quizá todo junto en una mezcla que no logro definir.
No se me ocurrió nada más que escribirle algo, un texto que no llegará a conocer porque ya está casada y no quiero ocasionarle un conflicto.  Quisiera poder seguir sabiendo de ella muchos años más, así que mis sentimientos, aunque inofensivos y sin pretensión, sólo quedaran en mí.

Sin buscarla la encontré.
Entonces era una niña
de cabello muy corto, como lo es la adolescencia;
delgada,
 como suele serlo la pubertad.
Yo la abrazaba sobre los hombros
Y así abrazaba por primera vez
La sensación del amor.
A ella la amé con mi corazón virgen;
La pensé innumerables noches
Con mi imaginación de infante.
Hable con ella cada noche
En charlas interminables.

Esa tarde mis amigos y yo pasábamos por ahí, quizá porque era al único rincón por el que no habíamos pasado. Cuando te vi no recuerdo que me gustaras, seguro que yo tampoco desperté algo en ti, y lo sé porque me maldijiste, nos maldijimos, nos odiamos.


Y nos seguimos odiando cada que nos encontrábamos en el receso; nos odiábamos de lejos, y en ese odio recurrente que nos prodigábamos  nos fuimos encontrando cada vez más hasta el punto que ya nos necesitábamos.
¿Cómo fue? No sé si lo recuerdes. Mi memoria tan mala no logra llegar la laguna que hay entre esos días de odio y aquel en el que, sentados frente a la sala audiovisual, procuraba abrirme camino a lo que hacía tantos días no me atrevía a confesar.
Me acuerdo que te di una explicación muy nerviosa y larga, que acabaría siendo una especie de prologo para esa historia que comenzaríamos los dos.
Te pregunté si querías ser mi novia. Recuerdo que los dos adoptábamos una seriedad que de ordinario no teníamos. Recuerdo que demoraste en responder. Recuerdo que me dio miedo. Recuerdo que dije “¿No?”, pero asentiste.
Éramos novios. Pero a los catorce años, ¿qué era eso?
Me acuerdo que ya separados me pregunté ¿qué seguía, qué debía hacer? ¿Qué era ser novios?
Teníamos catorce años, era la primera vez que tenía novia y no sabía qué hacer. ¿Por qué te había pedido eso? Porque te quería, me gustaba estar contigo, me gustaba tenerte cerca. Me gustabas. Te amaba.
Han pasado veinticuatro años, te reconocí  porque en mi memoria jamás te desvaneciste. Te sufrí como te amé, lloré y reí, y después de esa experiencia contigo amé otras veces más, con optimismo y esperanza: tal fue la consecuencia de mi experiencia contigo.
Hoy vas con el cabello largo, usas anteojos, la expresión en tu rostro tiene historia. Eras una niña cuando nos besamos por primera vez y largamente en aquella discoteca ya desaparecida.  
Recuerdo algunas cosas. Te gustaba la canción Colina Azul, aunque nunca supe si la versión de los Teen Top o la de Los Boppers; adorabas a los perros como mascotas, ya veo que eso aún lo conservas; no sé si aún jué
ges videojuegos, pero al parecer sigues teniendo ese carácter explosivo. Aún reconozco tus expresiones de entonces.
Me gustaría un día hablar contigo de esa época. Habrá cosas que recuerdes que yo no, y armar un poco ese rompecabezas que con nuestra relación hicimos juntos. Como dice Charles Aznavour, es bueno volver y recordar la adolescencia.
Me alegra haberte encontrado en mi vida, y me alegra haberte vuelto a encontrar más de veinte años después. Te has casado, yo no. Me quedó con eso, que es mucho.