jueves, 30 de marzo de 2017

La Mars y la retórica del éxito.

El discurso –actuado o no- de la adolescente Youtuber, La Mars, en el que externa su inconformidad contra el sistema “retrograda”, es un discurso inherente de la adolescencia, y Salvador Allende lo sabía cuando dijo “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”; así,  la actitud de La Mars no debió haber causado tanto revuelo, sin embargo, lo hiso y todo mundo se sintió en la libertad de “regañar” a la niña, de opinar sobre su decisión, y muchos estaban indignados porque la chica había decidido abandonar la preparatoria. ¿Por qué?

En realidad, creo que no fue su actitud “revolucionaria”, sino el hecho de que quisiera bajarse de ese tren que es tenido como el único, o el que mejor garantías tiene, de llevarnos al éxito. La Mars está loca, es tonta, y está tomando la peor decisión de su vida: abandonar la escuela. Resumiendo: sin escuela no alcanzarás el éxito.
No hablaré de La Mars, yo pongo mi atención en el discurso que le dirigieron todos esos doctos de la vida, algunos de su misma edad, otros apenas unos años mayores que ella. Inconscientes, cegados por los paradigmas que les han metido en la cabeza, un tanto por medio de la publicidad y otro tanto en la escuela, todos, casi sin excepción, repitieron como un dogma el mismo discurso: la escuela es el único camino del éxito. Y con esto, mostraron que la mayoría tiene programada en su mente la misma idea de lo que es el  “éxito”, que al final es lo que se les ha venido repitiendo en la televisión, en la publicidad y en las escuelas y se puede resumir en una sola palabra: obtener. Tener un auto, tener una casa, tener dinero, tener un trabajo, que te paguen bien, viajar, tener mujeres u hombres, tener un buen puesto, tener un negocio, tener un hijo, un matrimonio, una familia. Tener. Para el sistema mercantil, que se basa en la adquisición continua e interminable, definir el éxito como una posesión o un logro, es fundamental. Si las personas dejáramos de perseguir ese ideal de éxito, el sistema se caería.
¿Y quienes fabrican ese ideal de éxito? La publicidad. ¿Quiénes producen personas capaces de cumplir con ese ideal? Las escuelas, las universidades. Lo importante de pasar por una universidad no es el conocimiento, es el título que se obtiene… para luego poder conseguir un trabajo.  Ese paradigma esta tan perfectamente metido en nuestra cabeza que lo seguimos a rajatabla y quien opina lo contrario es criticado duramente.
Si no lo creen, vean simplemente la cantidad de jóvenes que cursan carreras sólo porque son las más demandadas en el mercado laboral, porque son las que mejores ingresos garantizan o porque son las más valoradas. ¿Quién estudia por gusto, por deseos de aprender y crear usando como herramienta ese conocimiento?  La mayoría termina su carrera y entra a trabajar en un horario fijo, buscando el salario que mejor le garantice tener un auto y una casa, una familia, unas vacaciones para no hacer nada. Trabajando duramente pare obtener y lograr, y entonces dirán que han tenido éxito.   Eso es lo que han defendido todos esos críticos de La Mars. Si no estudias no podrás alcanzar ese ideal del éxito.
Esa definición de éxito ha generado situaciones de lo más absurdas en la sociedad. Ha traído estrés, depresión, adicciones, neurosis, frustración; contaminación, depredación de los recursos del planeta, desvalorización de la vida y supravaloración de los objetos: la gente muere defendiendo su auto o su teléfono móvil. La gente sacrifica sus horas de sueño, su alimentación, su tranquilidad, su paz interior por alcanzar el éxito, por lograr y por tener.
¿Es la vida una persecución eterna del éxito? ¿Estar atrapados en el tráfico dentro de un Mercedes, es la imagen del éxito? ¿Tener una empresa pero no ver a tu familia, contaminar y tener niveles extremos de estrés, vivir drogado, es tener éxito? Un capo de la droga que no puede salir de su bunker, que no puede pasear libremente por una plaza, ¿es un hombre exitoso? En el paradigma del éxito con el que nos han educado, eso es el éxito, aunque con eso pierdas la vida y tu libertad. Eso es lo que han defendido todos.
Es hasta cómico y triste que una gran cantidad de ciudadanos tenga problemas para dormir o para defecar.  Los vemos en sus autos y los vemos como personas exitosas.
En efecto, el sistema está mal. No sólo La Mars lo sabe, ni es la única adolescente que lo cuestiona. Lo triste es que lo han defendido.


La Mars es una adolescente, no se le acaba el mundo si abandona la escuela un par de años. Si más jóvenes piensan imitarla, pues allá ellos, estará en sus padres manejar esa situación.  Con el tiempo muchos de ellos terminaran como muchos adultos, alineados al fin al sistema del que un día renegaron: casados, con hijos, frustrados por no tener el auto que quieren, esperando sus vacaciones, su pensión, su retiro; terminaran engullidos por un sistema que en efecto es retrogrado, pero que muchos defienden como el alfa y el omega de la vida. Eso es más preocupante que la decisión de una adolescente.
No sólo La Mars, sino todos, incluidos los adultos, deberíamos hacer lo que deseamos y no sólo dejarlo para el tiempo libre, o esperar el retiro para hacerlo. Pero la gente se ríe, ha hecho mofa de esto porque creen que es imposible, porque piensan que eso no es tener éxito. ¿De qué sirve hacer lo que quiero si eso no me traerá como resultado tener un auto nuevo? Esta es la filosofía mercantil.  

Dice Arthur Rimbaud, “Nadie es serio cuanto tiene 17 años y hay tilos verdes en el camino” Lo serio no es la actitud adolescente, sino el mundo absurdo que defendemos aun cuando nos está jodiendo la vida

miércoles, 29 de marzo de 2017

La ladrona de libros

Markus Zusak, La ladrona de libros.
Es la primera novela que leo, de las que se desarrollan en tiempos de la segunda Guerra Mundial, cuyos personajes son alemanes.

Siempre he pensado que no todos los alemanes apoyaron el exterminio judío ni las intenciones bélicas de Hitler, y ésta es una historia en la que, al menos una familia, no comparte esa ideología, sin embargo, saben que al no alinearse al sistema pueden ser acusados de traición y castigados. Supongo que fue la situación de muchos ciudadanos alemanes.

Desde su hogar de clase baja, una familia nos aporta una visión de la guerra que se mezcla con la vida cotidiana y el esfuerzo -y la esperanza- de que sus consecuencias no los alcancen. Sin embargo, todos acaban siendo afectados por el conflicto aún sin desearlo: los hombres son reclutados a fuerza y enviados a combate, las consecuencias son predecibles: muchos no regresarán jamás, quienes lo hacen ya no serán los mismos.

En medio de ese ambiente vive Liesel, La ladrona de libros, quien va tomando gusto por la lectura hasta hacer de ésta un refugio dentro de las malas noticias que llegan de la guerra en curso. Al final, como sabemos, el reinado de Hitler llega a su fin y todos acabaran viéndose afectados.


No comparto el hecho de que se le compare con El diario de Ana Frank, pues La ladrona de libros es una historia ficticia, contada por alguien que no vivió durante el periodo de la segunda guerra mundial, más bien ha sacado los datos y desarrollado la historia en base a estudios que ha realizado e historias contadas de quienes sí vivieron en carne propia el conflicto. El Diario de Ana Frank, es un relato contado por alguien que estuvo en el conflicto, he ahí una gran diferencia. No por eso la novela de Markus Zusak  deja de ser una buena novela.


lunes, 20 de marzo de 2017

Relacionarse con mujeres mucho más jóvenes

Veo que a una mayoría de los hombres no les representa ningún problema relacionarse con mujeres mucho más jóvenes que ellos, y me refiero a diferencias de edad de más de 8 años.

Yo confieso que para mí representa un problema, y no sé si tiene que ver con un prejuicio adquirido de alguna forma, u obedece a una postura razonable; lo cierto es que tengo reservas para buscar una relación sentimental con mujeres mucho más jóvenes que yo.

Quizá esto no debería ser un problema, pero lo ha sido desde el momento en que he visto lo difícil que es encontrar mujeres de mi edad que aún estén solteras y sin hijos.  Desafortunadamente vivo en un país donde los matrimonios comienzan a darse antes de los veinte años, ya a los 38, mi edad, muchos y muchas tienen hasta varios hijos de diferente pareja.

Sin embargo, he visto que para muchos hombres relacionarse con mujeres en los veintes no representa ningún problema, cuando yo ni siquiera me siento cómodo acercarme a ellas con fines de ligue.

No lo sé, pienso que quizá se debe a un prejuicio del que no he hallado su origen; porque si es cierto que la diferencia numérica de edad puede ser notable, no siempre es así en los hechos. Hay hombres y mujeres que a pesar de los años mantienen una actitud joven, no sólo en el aspecto mental, sino hasta en el terreno de lo físico; abiertos a la vida, con planes y proyectos aún, llenos de entusiasmo, es razonable que terminen relacionándose con personas más jóvenes.


He leído por ahí que las mujeres tienen cierta tendencia a preferir relaciones con hombres de más edad por todo eso de la madurez y la estabilidad. Quizá debería abrir esa posibilidad, liberarme de ese prejuicio y darme la oportunidad de conocer y relacionarme con mujeres más jóvenes.            

domingo, 19 de marzo de 2017

Tamara de Anda: La tenue defensa de una mujer frente a la rabia de algunos hombres.

A mí me pareció desproporcionada la acción que tomó Tamara de Anda contra quien le gritó “Guapa” en la calle. Pensé que eso daba para una reflexión, quizá un debate respecto a lo que es acoso y lo que no lo es  y masticaba en mi mente cómo abordar el tema, pero antes de que pudiera opinar algo todo cambió frente a la reacción que tuvieron muchos hombres sobre lo sucedido; si lo de Tamara de Anda me pareció una “exageración”, ésta fue palideciendo frente a la reacción desmedida, esa sí, de muchos hombres que hasta llegaron a confabularse en las redes sociales para amenazarla de violación y hasta de muerte, entre otras cosas.

Eso sí es de dar miedo.

Se trata de hallar un consenso, de armonizar la relación hombre-mujer en la sociedad para que ambos nos sintamos seguros en ella. Para eso está el diálogo, el intercambio de ideas y opiniones, pero la exageración histriónica de quienes nos llegamos a burlar del suceso cuando apenas salía a la luz, palidece frente a la exageración realista y amenazante con la que reaccionaron muchos hombres.

Ante esto es imposible no ponerse del lado de Tamara de Anda.

Al paso de las horas lo de Tamara ya no me parece una reacción desmedida, ahora mi atención se ha vuelto a la respuesta tan radical de muchos de mis congéneres.

Tamara denunció a quien le gritó en la calle y lo encerraron unas horas como castigo; pero la venganza que planean algunos hombres contra Tamara es criminal, es machista, es misógina, y ahí indudablemente encuentra justificación la, ahora tenue, reacción de Tamara.

No es concebible que Tamara de Anda reciba amenazas de muerte y de violación por una acción legal que ella emprendió y cuyo único resultado fue un encierro de algunas horas. La venganza machista de algunos apunta a la violación y al asesinato. Ante esto, ¿cómo pensar que Tamara exageró?

Ojalá las amenazas no prosperen, ojalá pudiéramos tener un diálogo más humano sobre ideas en las que pudiéramos estar o no de acuerdo, pero cuando hay amenazas tan radicales es imposible no tener respuestas igual de radicales. Hay cosas en las que puedo no estar de acuerdo, pero no por eso voy a matar o violar a quien piensa diferente.