El discurso –actuado
o no- de la adolescente Youtuber, La Mars, en el que externa su inconformidad
contra el sistema “retrograda”, es un discurso inherente de la adolescencia, y Salvador
Allende lo sabía cuando dijo “Ser joven y no ser revolucionario es una
contradicción hasta biológica”; así, la
actitud de La Mars no debió haber causado tanto revuelo, sin embargo, lo hiso y
todo mundo se sintió en la libertad de “regañar” a la niña, de opinar sobre su
decisión, y muchos estaban indignados porque la chica había decidido abandonar
la preparatoria. ¿Por qué?
En realidad,
creo que no fue su actitud “revolucionaria”, sino el hecho de que quisiera
bajarse de ese tren que es tenido como el único, o el que mejor garantías
tiene, de llevarnos al éxito. La Mars está loca, es tonta, y está tomando la
peor decisión de su vida: abandonar la escuela. Resumiendo: sin escuela no
alcanzarás el éxito.
No hablaré de La
Mars, yo pongo mi atención en el discurso que le dirigieron todos esos doctos
de la vida, algunos de su misma edad, otros apenas unos años mayores que ella. Inconscientes,
cegados por los paradigmas que les han metido en la cabeza, un tanto por medio
de la publicidad y otro tanto en la escuela, todos, casi sin excepción,
repitieron como un dogma el mismo discurso: la escuela es el único camino del
éxito. Y con esto, mostraron que la mayoría tiene programada en su mente la
misma idea de lo que es el “éxito”, que
al final es lo que se les ha venido repitiendo en la televisión, en la publicidad
y en las escuelas y se puede resumir en una sola palabra: obtener. Tener un
auto, tener una casa, tener dinero, tener un trabajo, que te paguen bien,
viajar, tener mujeres u hombres, tener un buen puesto, tener un negocio, tener
un hijo, un matrimonio, una familia. Tener. Para el sistema mercantil, que se
basa en la adquisición continua e interminable, definir el éxito como una posesión
o un logro, es fundamental. Si las personas dejáramos de perseguir ese ideal de
éxito, el sistema se caería.
¿Y quienes
fabrican ese ideal de éxito? La publicidad. ¿Quiénes producen personas capaces
de cumplir con ese ideal? Las escuelas, las universidades. Lo importante de
pasar por una universidad no es el conocimiento, es el título que se obtiene…
para luego poder conseguir un trabajo. Ese
paradigma esta tan perfectamente metido en nuestra cabeza que lo seguimos a
rajatabla y quien opina lo contrario es criticado duramente.
Si no lo creen,
vean simplemente la cantidad de jóvenes que cursan carreras sólo porque son las
más demandadas en el mercado laboral, porque son las que mejores ingresos
garantizan o porque son las más valoradas. ¿Quién estudia por gusto, por deseos
de aprender y crear usando como herramienta ese conocimiento? La mayoría termina su carrera y entra a
trabajar en un horario fijo, buscando el salario que mejor le garantice tener
un auto y una casa, una familia, unas vacaciones para no hacer nada. Trabajando
duramente pare obtener y lograr, y entonces dirán que han tenido éxito. Eso es
lo que han defendido todos esos críticos de La Mars. Si no estudias no podrás
alcanzar ese ideal del éxito.
Esa definición
de éxito ha generado situaciones de lo más absurdas en la sociedad. Ha traído estrés,
depresión, adicciones, neurosis, frustración; contaminación, depredación de los
recursos del planeta, desvalorización de la vida y supravaloración de los
objetos: la gente muere defendiendo su auto o su teléfono móvil. La gente
sacrifica sus horas de sueño, su alimentación, su tranquilidad, su paz interior
por alcanzar el éxito, por lograr y por tener.
¿Es la vida una
persecución eterna del éxito? ¿Estar atrapados en el tráfico dentro de un Mercedes,
es la imagen del éxito? ¿Tener una empresa pero no ver a tu familia, contaminar
y tener niveles extremos de estrés, vivir drogado, es tener éxito? Un capo de
la droga que no puede salir de su bunker, que no puede pasear libremente por
una plaza, ¿es un hombre exitoso? En el paradigma del éxito con el que nos han
educado, eso es el éxito, aunque con eso pierdas la vida y tu libertad. Eso es
lo que han defendido todos.
Es hasta cómico
y triste que una gran cantidad de ciudadanos tenga problemas para dormir o para
defecar. Los vemos en sus autos y los
vemos como personas exitosas.
En efecto, el
sistema está mal. No sólo La Mars lo sabe, ni es la única adolescente que lo
cuestiona. Lo triste es que lo han defendido.
La Mars es una
adolescente, no se le acaba el mundo si abandona la escuela un par de años. Si
más jóvenes piensan imitarla, pues allá ellos, estará en sus padres manejar esa
situación. Con el tiempo muchos de ellos
terminaran como muchos adultos, alineados al fin al sistema del que un día
renegaron: casados, con hijos, frustrados por no tener el auto que quieren,
esperando sus vacaciones, su pensión, su retiro; terminaran engullidos por un
sistema que en efecto es retrogrado, pero que muchos defienden como el alfa y
el omega de la vida. Eso es más preocupante que la decisión de una adolescente.
No sólo La
Mars, sino todos, incluidos los adultos, deberíamos hacer lo que deseamos y no
sólo dejarlo para el tiempo libre, o esperar el retiro para hacerlo. Pero la
gente se ríe, ha hecho mofa de esto porque creen que es imposible, porque
piensan que eso no es tener éxito. ¿De qué sirve hacer lo que quiero si eso no
me traerá como resultado tener un auto nuevo? Esta es la filosofía mercantil.
Dice Arthur Rimbaud, “Nadie es serio cuanto tiene 17 años y hay tilos verdes en el camino” Lo serio no es la actitud adolescente, sino el mundo absurdo que defendemos aun cuando nos está jodiendo la vida