El día de ayer volvía a ver la película El Show de Truman (1998),
interpretada por Jim Carrey, que trata sobre la vida de un hombre que, sin
saberlo, ha estado encerrado en un
reality show desde su nacimiento.
El productor del reality ha construido un pequeño pueblo
dentro de un domo completamente cerrado en el que todo es parte de una
simulación, desde los pobladores que son actores hasta las puestas de sol, la
lluvia y la historia que se teje alrededor del único personaje, Truman, que
ignora que el diminuto mundo en que habita es parte de un guion, y que cada
suceso es planeado con premeditación por los productores. Truman tiene un
trabajo, una casa, un auto y una esposa; sin embargo, ignora que aún la mujer
con la que ha vivido durante años tampoco ha sido producto de una decisión
libre, ya que ha sido escogida y puesta en su vida de forma estratégica para
que se enamorara de ella y terminaran casándose. Y así, sus amigos, vecinos, el
tendero, el policía y su misma madre son actores en la vida de Truman. Nada a
su alrededor es netamente cierto, aun cuando para Truman así ha sido siempre.
En el momento del lanzamiento de la película Jim Carrey
tenía alrededor de treinta y seis años, que sería también la edad aproximada
del personaje. Es hasta esa edad donde Truman comienza a cuestionarse sobre su
vida y decide que es momento de salir de ese pueblo y buscar nuevos rumbos, sin
embargo, los productores harán todo lo posible por impedirlo generando
alrededor de él las circunstancias necesarias para terminar con sus deseos de emancipación.
Todo a su alrededor conspira para apagar en él sus sueños de crecimiento, y tal
es el empeño de la producción que uno de sus propósitos es que Truman tenga un
hijo, a sabiendas de que esto sería una forma de posponer indefinidamente sus
planes de emancipación. Sin embargo, la voluntad de Truman es mayor y al final
logra vencer sus miedos y todo lo que intenta sabotear sus pretensiones de verdadera
libertad.
|
Domo |
¿En qué grado muchos de nosotros podríamos estar en la
situación de Truman? Quizá estemos inmersos en nuestro domo de seguridad,
prisioneros de nuestros miedos y los límites que ese Ente impersonal nos ha
impuesto a fin de que jamás salgamos de ese domo que han creado para nosotros.
Seríamos personajes que, como Truman, pensamos que somos libres, que podemos
decidir siempre y cuando lo hagamos dentro de los parámetros que ese Ente nos
ha marcado.
El show de Truman me parece una acertada metáfora de la
realidad mediática en que vivimos actualmente. Muchos piensan que son las
reglas impuestas por los gobiernos las que sujetan a los hombres y mujeres
dentro de nuestra sociedad, sin embargo, esto no es del todo cierto. La forma
más imperceptible y efectiva de manipulación y de coacción no reside en el
gobierno, sino en la misma sociedad, y los gobiernos la aprovechan cuando les
resulta útil. El modo más eficaz de limitar al ser humano es a través de la “opinión
pública”, de la “moral” en turno, de la religión, de las pasiones, en resumen,
no se trata de encadenar al ser humano de forma externa con grilletes y
candados, sino basta con meterse en lo más íntimo de su ser: las pasiones.
Nuestra sociedad se encuentra regida por ideologías, por
modas y por deberes y cuanto más nos alejemos de ellas más seremos relegados,
linchados por las lenguas viperinas, exhibidos y ridiculizados ante la
sociedad, ante la “opinión pública”. Es tal el valor que se le da en la actualidad
a la opinión pública que abundan los casos de suicidios de personas que no
soportan los juicios y terminan por aniquilarse a sí mismos.
La idea más ruin y miserable que se ha propagado es la del
ideal de “igualdad”. Bajo el precepto de que todos somos iguales, la diferencia
no hace más que relegar; pero aún la idea de igualarnos a todos es escabrosa,
ya que anula la exclusividad de cada uno de nosotros y busca emparejarnos,
acoplarnos a un molde en el que a fuerza nos quieren hacer entrar. Esto es de
una manipulación cínica.
Como Truman, habría que pensar en todo eso que nos detiene a
salir de nuestro domo aclimatado y “seguro”.
Pensar si deseamos algo más allá de él, o decidimos quedarnos dentro.
|
Despedida de Truman |
Bajo el dintel de la puerta que divide al Domo
del mundo real, el productor le dice a Truman “Allá a fuera hay peligros, aquí dentro
tienes una vida segura y sin peligros” (Algo así como la historia del Edén bíblico)
Truman simplemente contesta “Buenos días. Y por si no nos volvemos a ver,
buenas tardes y buenas noches” Acto seguido atraviesa la puerta.