miércoles, 17 de enero de 2018

El Autosabotaje

Cuando tenía alrededor de 24 años ingresé a trabajar en una compañía de venta de autos por autofinanciamiento, y antes de mandarnos al ruedo, a los directivos les pareció buena idea que el vendedor estrella nos diera una plática sobre sus técnicas.

Aquello se convirtió en básicamente una plática de motivación personal. Es evidente que si una persona no tiene ninguna motivación jamás tendrá buenos resultados, ni en su vida ni en nada de lo que haga. La pasión y la motivación son imprescindibles.
Pero de todo lo que él dijo algunas cosas quedaron grabadas en mi memoria, y una de ellas tenía que ver con los hábitos. Dijo, si queremos cambiar nuestra vida debemos cambiar nuestros hábitos. Hay una frase muy trillada que se escucha en todos lados pero no por eso deja de ser cierta por pura lógica y hasta en la ciencia encuentra su verdad: las cosas se repetirán siempre igual mientras no haya cambios.
Cuando tenía alrededor de 27 años comencé por voluntad propia, y sin que nadie en mi familia se enterara –sólo mi novia lo sabía-, un tratamiento terapéutico con una psicóloga para atender lo que más tarde supe se trataba de una ansiedad generalizada. No es el momento de ahondar en eso, quizá en otra ocasión. Sin embargo, en aquel entonces ella me recomendó que leyera un libro: El auto saboteo. Jamás lo compré, básicamente me auto saboteé.



Este último año 2017 ha sido desastroso para mí en todos los ámbitos y mi situación actual es pésima. Durante todos estos días he tratado de buscar soluciones, consejos e ideas para salir de mi atolladero; así, buscando cada noche cosas nuevas de las que poderme apoyar, recordé hace un par de días la sugerencia de mi terapeuta. Busqué El Auto sabotaje en Youtube y di con un canal bastante interesante: Inner integration que maneja Meredith Miller.



Hay algo en lo que aquel vendedor estrella, mi terapeuta y Meredith Miller coinciden: hay que cambiar no sólo los hábitos, sino también los pensamientos e ideas en las que estamos atrapados.
Una de las cosas más difíciles para un ser humano es cambiar. Nos habituamos a ciertos comportamientos y los repetimos sin darnos cuenta; lo mismo sucede con esos pensamientos a los que recurrimos incesantemente siempre bajo los mismos estímulos. No es difícil identificar esos pensamientos recurrentes ya que siempre los traemos en la cabeza; y tampoco debe ser difícil identificar esos comportamientos y reacciones que siempre tenemos. Eso es precisamente lo que debemos cambiar si queremos resultados distintos en nuestra vida.
Está es una de las tareas más complicadas ya que por regla casi general esos malos hábitos están muy enraizados en nosotros y los tomamos como verdades absolutas, cuando sólo son unas verdades construidas dentro de nosotros mismos.
He pensado mucho en ello los últimos días. He notado que mi cerebro trabaja siempre en una sola dirección, esa que ya conoce y a la que se ha habituado. Lo mismo pasa con mis reacciones y ciertos hábitos que yo considero me resultan nocivos. Así que he tomado la determinación de cambiar esos pensamientos y esos hábitos tan comunes para mí. No sé qué vaya a suceder, lo único razonablemente lógico es que habrá cambios, y lo que ahora necesito con urgencia son cambios. Malos o buenos, pero necesito cNo te salves, “no te quedes inmóvil al borde del abismo”.
ambios. No es bueno quedarse atrapado en la inmovilidad o paralizado por el miedo. Dice Benedetti en su maravilloso poema
Dice Sthepen R. Covey en su libro 7 hábitos de la gente altamente efectiva, que vemos el mundo como somos nosotros, como son nuestros pensamientos. Necesito cambiar mi mundo, mi percepción de él; hay cosas que hago que seguro me están jodiendo mi propia vida, necesito que mi vida sea distinta y para eso necesito comenzar a cambiar algunos hábitos.
    

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