martes, 14 de julio de 2015

Presumiendo a los hij@s.

Si hay algo que me aburre es que un padre, una madre o ambos juntos, se la pasen hablando de las virtudes y éxitos de sus hij@s.

Y creo que si hay algo que a un soltero o soltera no le interesa es conocer la exitosa vida de un niño.

Bueno, a mí no me interesa. Esas charlas sólo dan opción para respuestas cortas, una o dos, pero ya después no tienes nada nuevo que decir: Felicidades, que bien, que orgullo... y hasta ahí. Sin embargo, los papas insisten, siguen hablando del cuadro de honor, de su obediencia (una virtud en una sociedad altamente manipulable), de su bravuconería (en una sociedad violenta) etc. Y uno no tiene mas opción que repetir lo mismo: Felicidades, que bien, que orgullo.

Y así, por horas.

Felicidades, que bien, que orgullo¡¡

No en todos los casos, pero siento que es fácil detectar cuando los padres palían sus sentimientos de frustración personal en los éxitos de sus hij@s. Y a veces hablan de ellos como si fueran éxitos propios.

Y hay muchos casos en los que el niño o la niña es forzado@ a cumplir la fantasía del padre o la madre frustrada. Que terrible.

En fin, es bueno que te lo compartan, pero por piedad, que no se convierta en el único tema de "conversación". A veces es un fastidio.

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