domingo, 9 de agosto de 2015

Los días malos en la soltería

Estos últimos días han sido difíciles, y es en estos momentos en los que el entusiasmo por la soltería se tambalea. Los días malos han venido sin dar tregua y la conciencia de la soledad se vuelve más evidente y pesarosa; desearías que al final del día alguien te dijera algo o de menos te escuchara para aliviar un poco la carga.

Ya sea por decisión o por consecuencia vivimos solos y supongo que eso tiene sus consecuencias. Tengo 36 años y la mayoría, si no es que todos mis amig@s, están casados. No sé si sea sólo una impresión mía, pero a veces presiento que mis problemas son desestimados por ellos; ¿será por el estereotipo del (la) solter@ divertid@?, ¿Será cierto que en efecto nuestros problemas no alcanzan a compararse en gravedad con los de ellos? ¿O será que tienen su vida tan ocupada que no tienen el tiempo de escucharte?


Supongo que es el precio que se paga y cuando estamos inmersos en dificultades, cuando los días son malos, resulta obvio que nos sintamos tan solos.

Estos días he tratado de buscar quién pueda escucharme, sin éxito. Ya sé que podría parecer un acto de auto conmiseración, sin embargo, no puedo pasar por alto el hecho de que cuando llego a reunirme con alguien acabo siendo el objeto de desahogo y cuando pienso que es mi turno de hablar sobre lo que me sucede –apelando a esa equidad en cualquier diálogo entre dos personas- detecto en su actitud una desvalorización de mis problemas. ¿Será verdad que los problemas de un solter@ son menos importantes que los de un casad@, divorciad@ o de alguien con pareja? 

Me he sentido realmente extraño estos días y he decidido volver a mi casa, reposar, embriagarme y esperar que dentro de mí emerja esa voz que pueda darme una idea de la forma en que puedo salir de las dificultades. No es drama, no soy un mártir, sólo que es algo nuevo: esa sensación de que tu vida y la de tus amig@s es totalmente distinta. Vamos, ni siquiera he podido encontrar a alguien con quien beber mientras se diluyen las penas. 



Ha sido un poco frustrante y no miento al decir que he experimentado una extraña sensación de abandono. Me he encontrado "tocando puertas" en busca de quién pueda escucharme y no lo he logrado. Tengo esa sensación de que mi vida ya no empata con la de mis amig@s. Supongo que es eso. Supongo que habría que buscar a alguien con las mismas similitudes.

Así es nuestra vida a veces. Es el precio, supongo.

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