Yo no sé cómo tomar lo que a
veces me sucede cuando conozco a una nueva mujer. Porque a pesar de que he
hecho una apología de la soltería, de que me siento bien viviéndola, no por lo
anterior dejo de ser víctima de fantasías de amor. Suena cursi, lo reconozco, pero
es una realidad. ¿Les ha pasado que
conocen a una nueva persona que al primer contacto les resulta agradables y
entonces se viajan en un sueño y haces una aproximación imaginaria de pequeños
episodios de lo que podría ser tu vida con esa persona?
Me ha pasado.
Una vez llegó una
nueva inquilina al edificio donde habito. Ella muy guapa, de una energía
explosiva, siempre sonriente. Sucedió que le asignaron el cajón de
estacionamiento detrás del mío, así que algunos días forzosamente teníamos que
contactarnos y vernos para mover los autos. En mi imaginación salimos a tomar
el café, charlamos, nos enamoramos, fuimos novios y acabamos viviendo juntos.
Que jodido! Es bastante estúpido, pero me sucedió, y lo más gracioso es que me
gustaba alimentar esas fantasías. Al final, en la realidad, salimos algunas
veces sin llegar más allá pues resultó que tenía novio. Además el hecho de que
alguien te llegue a gustar o a atraer no implica necesariamente que vas a
compaginar con ella, aunque para conocer a alguien tampoco son suficientes unas
cuantas salidas.
El camino de la
fantasía a la realidad es incierto, pero no imposible. Sin embargo, es muy
ambicioso creer que todas las personas que cruzan por tu camino y que te atraen
sienten la misma atracción hacia ti. Más cuando sucede que esas personas puedan
estar en algún tipo compromiso. En mi optimismo no existen los imposibles, sin
embargo, si hay algo que pocas veces funciona es el forzar a que las cosas
sucedan. Aun cuando no he logrado evitar esas fantasías –y supongo que ni
quiero hacerlo- he procurado no viajarme tanto. No sé si es por la ordinaria
reticencia que vas teniendo con la edad a todo lo romántico, o el miedo a la
desilusión; o quizá una mezcla de ambas.
No creo que sea malo.
Eso significa que aun tenemos lugar para la fantasía, para las ilusiones, para
los sueños, y eso implica la existencia de una esperanza que aún poseemos; la
amargura, el abandono y el pesimismo no han hecho mella en nosotros. El día en
que dejemos de soñar, debemos preocuparnos.
Pero, ¿eso es una
especie de traición o de contradicción a todo lo que he dicho sobre la
soltería? La soltería no puede ser una moda ni una religión, aunque así quieran
hacerlo ver por conveniencia mercantil muchos medios y empresas. Siendo la
soltería un estado finito –que del futuro nada sabemos-, la disfrutamos, quizá
con la esperanza de poder aspirar a un estado distinto, o hasta a mejorarlo. Es
como desear ir a París y soñar con ello mientras estas recostado en la playa.
No significa que no disfrutes del sol y la arena, pero siempre queda la
esperanza de algo nuevo.
Supongo que seguiré
fantaseando con cada mujer que pase de forma significativa en mi vida. Con
algunas de ellas concretaré alguna cita, nos conoceremos, pero siempre la
fantasía irá un paso adelante. No con todas llegas a algo, pero siempre queda
abierta la posibilidad y eso es lo importante en esto como en todo: estar
abiertos, no perder la capacidad de seguir viviendo, de soñar, de desear. No sé
si ellas han hecho lo mismo conmigo, pero sería interesante saberlo y en qué
forma, si en algo coincidimos, saber cómo me ven, cómo me visualizaron como su
pareja… sería interesante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario