Marisol fue mi novia quinceañera del barrio. Fue la única novia que tuve que vivía en la misma calle que yo. Quizá sea una asociación facilona por la rima obvia, pero así ha sido y siempre la he asociado con un girasol. Cuando pienso en Marisol pienso en ésta flor.
Marisol era bonita, de piel clara, casi de mi estatura y de cabello muy largo. Era bonita, ya lo dije pero amerita que se repita. Me gustaba besarla porque era bonita (una tercera vez). Nos arrinconabamos detrás de los autos o en un umbral a besarnos.
Yo por entonces cursaba el primer grado de la preparatoria. Ella el último de la secundaria en el turno vespertino, así que cada noche ella pasaba frente a mi casa en su uniforme, yo la esperaba y cuando la veía salía a su encuentro.
Siempre me quede con las ganas de tocarle los pechos a Marisol, jamás me lo permitió. Apenas sentía mis intenciones me sujetaba la mano. Yo quería hundir mis manos en ellos porque, a través del uniforme, se miraban tan firmes, tan redondos, tan bellos.
A los padres de Marisol no les agradaba que su hija tuviera novio, así que o se hacían los desentendidos o en verdad no lo sospechaban. Un día la reprendieron severamente porque algún chismoso o chismosa les dijo que se había ido conmigo a dar la vuelta en el carro de mi papá. Temían que algún adolescente cachondo la embarazara en su primera vez tal como sucedió.
Marisol comenzó a ser una incomodidad para mí debido al excesivo control de sus padres hacia ella y, consecuentemente, de ella hacia mí. Entonces, un día me vio despidiéndome de beso de Alejándra, mi vecina de al lado, de quien quizá hable después. Marisol, celosa como sus padres, me recriminó una noche y comenzó a llamarme "poco hombre", algo que no venía al caso siendo que ambos teníamos 15 años y que sospecho se trataba más bien de un diálogo aprendido en algún lado. Marisol quiso abofetearme pero alcancé a moverme; lo intentó una segunda vez, que también falló.
Así terminó mi relación con Marisol, la primera y única vez que fue de manera desafortunada.
Un par de años después vi a Marisol embarazada. Al día de hoy tiene dos niños y da la impresión de que su matrimonio no ha ido bien, se le nota en el semblante, en las maneras que ha adoptado. Aún conserva los rasgos de aquella niña bonita sólo que un poco erosionados.
Marisol era bonita, de piel clara, casi de mi estatura y de cabello muy largo. Era bonita, ya lo dije pero amerita que se repita. Me gustaba besarla porque era bonita (una tercera vez). Nos arrinconabamos detrás de los autos o en un umbral a besarnos.
Yo por entonces cursaba el primer grado de la preparatoria. Ella el último de la secundaria en el turno vespertino, así que cada noche ella pasaba frente a mi casa en su uniforme, yo la esperaba y cuando la veía salía a su encuentro.
Siempre me quede con las ganas de tocarle los pechos a Marisol, jamás me lo permitió. Apenas sentía mis intenciones me sujetaba la mano. Yo quería hundir mis manos en ellos porque, a través del uniforme, se miraban tan firmes, tan redondos, tan bellos.
A los padres de Marisol no les agradaba que su hija tuviera novio, así que o se hacían los desentendidos o en verdad no lo sospechaban. Un día la reprendieron severamente porque algún chismoso o chismosa les dijo que se había ido conmigo a dar la vuelta en el carro de mi papá. Temían que algún adolescente cachondo la embarazara en su primera vez tal como sucedió.
Marisol comenzó a ser una incomodidad para mí debido al excesivo control de sus padres hacia ella y, consecuentemente, de ella hacia mí. Entonces, un día me vio despidiéndome de beso de Alejándra, mi vecina de al lado, de quien quizá hable después. Marisol, celosa como sus padres, me recriminó una noche y comenzó a llamarme "poco hombre", algo que no venía al caso siendo que ambos teníamos 15 años y que sospecho se trataba más bien de un diálogo aprendido en algún lado. Marisol quiso abofetearme pero alcancé a moverme; lo intentó una segunda vez, que también falló.
Así terminó mi relación con Marisol, la primera y única vez que fue de manera desafortunada.
Un par de años después vi a Marisol embarazada. Al día de hoy tiene dos niños y da la impresión de que su matrimonio no ha ido bien, se le nota en el semblante, en las maneras que ha adoptado. Aún conserva los rasgos de aquella niña bonita sólo que un poco erosionados.
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