De Nathalie Picoulet |
Siendo soltero
he podido relacionarme de forma mucho más libre con las mujeres. Me refiero a
que puedo salir, charlar o pasear y mantener amistad con ellas sin restricción
alguna y sin tener que mentir u ocultarme: Ventajas de ser soltero.
Tengo muchas
amigas. Amigas de la infancia o de la adolescencia, de la universidad; ex
novias con las que aún mantengo relación de amistad y mujeres que he ido
conociendo en el transcurso de estas casi cuatro décadas de vida (al momento en
que escribo esto estoy por cumplir treinta y nueve años de vida). Todas ellas
han dejado, o van dejando, huella en mi vida; algunas la han cambiado, otras
han dejado en mi memoria gratos recuerdos que me llevaré hasta la muerte. Ha habido,
en efecto, momentos tristes, pero son los menos.
Mujeres, he
vivido rodeado de ellas y puedo decir que son lo que más me gusta de este mundo.
Son para mí, como dicen, “una de las bellas artes”; son lo que le da sentido a mi
existencia, a mi empeño, a mis esfuerzos; para qué negarlo, y es que ¿hay acaso
otra razón más importante para ser hombre?
Con lo anterior
no quiero decir que he sido un mujeriego. Dicen que en la vida hay tres tipos
de hombres: Los Don Juanes; los que quisieron serlo y no pudieron, y los que
pudieron serlo y no quisieron. Yo son de
los segundos, la razón es que suelo enamorarme fácilmente y no tengo ni la
moral para mentirle a una mujer de esa forma, ni la intención de vivir una vida
llena de frustración. Diré simplemente que teniendo pareja me centro completamente
en ella, en nosotros; en realidad mis intereses jamás han sido andar con muchas
mujeres, no es algo que me motive ni que me estimule. Hay muchas otras cosas
que me nutren como ser humano, ser un Don Juan no es una de ellas.
Sin embargo,
por una u otra razón he llegado soltero a mis treinta y nueve años. Son casi
cuatro décadas de vida en las que, al no haberme casado, he tenido la libertad
de relacionarme con cuanta mujer aparece en mi vida. Pero hay que aclarar algo,
al decir “relacionarme” no debe leerse como que me he acostado con todas.
Muchas han sido, y son, mera amistad. Y
la amistad con una mujer es de las cosas más preciadas que he podido
tener de ellas.
Las mujeres son
distintas a nosotros, ven las cosas de diferente manera y compartir esa visión
que tienen del mundo nutre mucho. Con cada mujer con la que he compartido
momentos de mi vida he aprendido mucho más que de aquellos hombres que se dicen
Don Juanes y creen saber todo de ellas. Me gusta hablar con ellas, pero sobre
todo me gusta escucharlas. Muchos hombres se han privado estúpidamente de todo
lo que puede aportarles la mente femenina.
Algo he
aprendido, las mujeres son diferentes entre ellas; cada mujer es única y es una
vaguedad intentar generalizar. Haberlas conocido a cada una de ellas me hace
sentir afortunado, pero aún y cuando la soltería me ha brindado esa posibilidad
sigo guardando el deseo de compartir mi vida con una, ya alguna vez viví con
una mujer y es una experiencia maravillosa.
Por todo lo anterior he creado el tag "Ellas", para hablar precisamente de ellas, de cada una de las mujeres que he conocido (y voy conociendo) en mi vida y de una u otra forma han influido en ella.
Va por ellas con todo el aprecio y admiración que me merecen.
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