viernes, 21 de abril de 2017

La importancia del descanso

Tiene cerca de cinco meses que acudo al gimnasio a levantar pesas y realizar ejercicios cardiovasculares (o “cardio” como está de moda llamarlo). Bien, resulta que esto me ha llevado a adentrarme en el mundo del acondicionamiento físico y curioso como siempre he sido me he ido informando sobre todo lo que envuelve el desarrollo muscular y la quema de calorías.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención, y que yo ignoraba, es saber que los músculos no crecen durante el entrenamiento sino en el descanso. Al hacer las rutinas lo que sucede es que el músculo se fatiga y las fibras musculares se “rompen”. Hay que permitir que el músculo se recupere y es precisamente en este periodo cuando el músculo se repone volviéndose más fuerte y más grande. Es por eso que las rutinas de ejercicio van segmentadas, para dejar que algunos músculos se recuperen y crezcan mientras ejercitamos los demás. De hecho se considera un error de entrenamiento no reposar, no dormir bien y sobreentrenar los músculos.

Esto me ha hecho reflexionar sobre lo que significa el reposo en nuestra vida cotidiana y en el hecho de que las perdonas han llegado a sobrevalorar erróneamente la actividad continua e ininterrumpida. Supongo que hemos escuchado muchas veces a esas personas a las que les gusta presumir lo atiborrados que están de actividades y lo presumen esperando cierto reconocimiento de nuestra parte (o quizá somos una de esas personas); la razón es porque en este mundo en el que las máquinas son incansables y siempre están operando el descanso suele ser mal visto. Ni siquiera en vacaciones la gente se toma el tiempo de descansar y acaban llenos de actividades que los fatigan más que una jornada de trabajo laboral. Hay gente que nunca para, que apenas duerme, que ni en la comida o a la hora de cagar están en paz. Las consecuencias: estreñimiento, insomnio, estrés, colitis, irritabilidad, adicciones, etc.

En Los siete hábitos de la gente altamente efectiva de Sthephen R. Covey (ya lo he mencionado en otra entrada) el último hábito, precisamente el séptimo, está destinado a la Renovación, que es un periodo que debemos tomar en cuenta para el descanso, la reflexión y lo que él llama “Afilar la sierra”.

Así como el músculo necesita recuperarse para estar más fuerte es importante descansar para ordenarnos, para dejar que nuestra mente se disperse un poco y ver las cosas con más claridad. Sabemos que la falta de sueño afecta gravemente nuestra salud, sin embargo, en ésta época y en las ciudades dormir bien ya es un privilegio que ni los más adinerados pueden tener.

No se obtienen mejores resultados yendo a entrenar todos los días al GYM (a menos que se usen fármacos, de la misma forma como muchos trabajadores los usan para aguantar las intensas cargas de trabajo diarias); es necesario descansar los músculos, al menos es lo adecuado. Su cede lo mismo con nuestro organismo y con nuestra mente: necesitamos descansar para reponernos.

Conozco personas que nunca paran. Trabajan 10 horas, llegan a casa y atienden a sus hijos, llega la media noche y aún están haciendo preparativos para el día siguiente, en el que deberán despertar a las cinco de la mañana. Así todos los días. Me han dicho que a veces quisieran salir corriendo (¿hacia dónde?); a veces simplemente estallan en llanto. Eso no es sano, pero hay una gran cantidad de gente que malvive así. Lo malo es que la salud pasa facturas muy costosas y como dicen por ahí “El que no tiene tiempo para cuidarse después tiene mucho tiempo para enfermarse”.

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