Es posible que la foto sea fake, pero la comparativa entre
mujeres de 20 y 40 años es algo común; cosa curiosa que no se haga con mujeres
de 30 y 40 o 15 y 30.
Parafraseando Salvador Allende, podría decir que tener 20 años y no tener
buena figura es casi una contradicción (y aplica para ambos sexos). Lo mismo
aplica para tener 20 años y no ser jovial, no tener sueños y metas, no querer
ser algo en el mundo. A los 20 años no puedes decir que has vivido, no puedes
decir “en mis tiempos”, ni siquiera puedes decir que has sufrido. Y la
integridad del ser humano, el carácter y la fortaleza se forjan con los años,
con las veces que te has levantado y la forma en la que has logrado mantenerte
en pie. Al paso de los años uno es testigo de cómo muchos se van quedando en el
camino, son esos que cayeron y ya no lograron levantarse.
En términos de frescura, de piel sana y sin cicatrices, de
un rostro sin imperfecciones, de unas manos tersas, las mujeres de 20 años
llevan la primicia, pero porque es un cuerpo nuevo, sin raspaduras, sin
cicatrices. A los 40 años llevas varias cicatrices en el cuerpo y en el alma.
Son las huellas del camino, el cansancio de quien ha caminado, las marcas de
las batallas que has atravesado. A los 20 años no has hecho nada de eso, eres relativamente
“virgen”, aún la vida no te ha puesto a prueba. Y en el lapso de los 20 a los
40, muchos se quedan. Alardear a los 20 de lo que se tiene frente a alguien de
40, es como un bebé presumiendo su perfecta digestión frente a la “imperfección”
de uno de 20.
Sin embargo, hay mujeres que llegan a los 40 con la piel
raspada, el corazón fragmentado, el alma magullada, pero con el humor y la
pasión por la vida intactos. Son mujeres que viven, carcajean, beben, bailan,
viajan, aman, aprenden y emprenden. No tienen el cuerpo incólume de una de 20,
sería absurdo de alguien que ha vivido muchas batallas. Pero llegan a los 40
con una experiencia y conocimiento del mundo que una mujer de 20 ni siquiera
atisba.
En términos de figura, hay mujeres de 40 que conservan un
cuerpo hermoso. Eso es meritorio, porque es producto del esfuerzo y no un
regalo de la naturaleza. Si a esto le agregamos la experiencia, pues no hay
mujer de 20 que pueda compararse.
Me pregunto por qué las de 20 no se comparan con las de 30.
Adivino, porque las de 30 aún conservan la figura de sus 20 años, pero diez
años más de experiencia: no hay punto de comparación.
Si algunos hombres prefieren a las de 20 años, es porque son
manejables; una de 40 no juega, no pierde su tiempo con adolescencias, no es
manipulable: a eso muchos hombres le huyen. Es su tendencia a demostrar
superioridad, a enseñar, a cuidar. La mujer de 40 no necesita que la protejan.
Como en todo, no generalizo. Cada edad tiene sus virtudes. Creo que no es malo hacer la comparación si la vemos en términos de crecimiento, una comparativa de cómo la mujer cambia al paso del tiempo, no con objeto de hacer menos a una y más a otra, sino para poner las cosas en su justa medida. A los 40 quisiéramos tener la piel y el alma que teníamos a los 20, pero ya llevamos cicatrices que no se borran. Hemos caminado, al menos 20 años más que ell@s. Y es imposible salir raspados cuando se ha vivido en serio.
Lindo post
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