jueves, 31 de diciembre de 2015

La razón para no usar condón.

En días pasados hablaba con una amiga sobre las razones por las que muchos hombres se niegan a usar condón.

Una de las razones más socorridas, casi puedo asegurar que es la única, es porque “se pierde sensibilidad”, “no se siente igual”. Tengo que decir que sensitivamente no es igual, pero sexualmente esto pierde relevancia cuando cuentas con un arsenal de opciones que hacen de la sensibilidad en el pene un aspecto secundario. Si eres capaz de llevar a tu pareja a la cúspide de la excitación con el preámbulo de caricias, bastará con que apenas la roces para que ella explote; y sucede igual con uno, el centro de la excitación no está sólo en el pene, es también una cuestión mental. Puedes alcanzar un nivel de excitación tremendo con sólo ver a tu pareja, con sólo acariciarla, con disfrutarla, y para llegar a la eyaculación bastará igualmente un simple roce. Entonces, la sensibilidad en el pene es algo secundario.

Pienso que el argumento de que no se siente igual es usado por quien cree que su pene es el centro de su sexualidad; es la excusa de quien piensa que una relación sexual es sólo penetrar a un ritmo vertiginoso y desde ahí alcanzar el clímax sin hacer nada más. Eso es de novatos.

Hay dos grandes razones para sí usarlo. Una es la prevención de enfermedades. La otra, más relevante porque es la que más daño ha provocado a la humanidad, son los embarazos no deseados. A mis 37 años conozco una gran cantidad de madres solteras y he visto mayor cantidad de hij@s abandonados a su suerte.  La mayoría de los que hemos llegado a este mundo ha sido por “accidente”, la mayoría lo hemos hecho cuando nuestros padres no tenían ni veinte años. Así que no jodan más a la sociedad y déjense de tontería, su pene no es el centro de su sexualidad.

Sin embargo, ante la negativa de usar condón esta la sugerencia (o exigencia) de que sea la mujer quien use otro tipo método anticonceptivo como las pastillas o los famosos parches. A muchas mujeres esto les genera repercusiones en su salud, los hombres estamos en ventaja ante esto porque no existe tal cosa para nosotros.
Así que, mujeres -sobre todo para las adolescentes- no caigan en el chantaje de que “no se siente igual” y no arriesguen su futuro ni su salud. Conozco muchos, muchos hombres que abandonan a sus novias cuando estas tienen hijos, son pocos los que realmente se quedan.

martes, 22 de diciembre de 2015

Tony Stark, el hedonista.

Tony Stark comparte con Bruce Wayne el hecho de que ambos son millonarios, pero fuera de eso se trata de dos polos opuestos. Tony es un tipo que disfruta de la vida, de las mujeres, de los autos de lujo, es fiestero, apostador, alegre y dicharachero. Vive en una residencia apostada en un risco a la que el sol baña por completo oposición a la oscura y húmeda cueva donde se aisla Bruce Wayne. 



Las razones de su soltería son el resultado de querer seguir disfrutando de su soledad y todos los placeres que eso conyeva, no sólo porque puede salir con cuanta mujer aparece en su camino, sino tambien porque le da la oportunidad de invertir su tiempo en otro de sus placeres: estar en su taller donde pasa el tiempo arreglando sus autos o diseñando nuevos artilugios para sus trajes de Ironman. En su taller tiene todo a su alcance y es donde también guarda sus bebidas, lo que nos da una idea de lo que ese espacio significa para él. 

 

Contrario a Batman, Ironman es más un héroe circustancial, pues no hay una motivacion concreta que lleve a Tony a querer salvar al mundo, es más, se rehusa a poner su uniforme al servicio del ejercito. No es un héroe de tiempo completo, no es algo que le interese; lo suyo es disfrutar la vida, divertirse, pasar el tiempo diseñando, inventando.

Quizá derivado de su extrema inteligencia e inquietud es que presenta cuadros de ansiedad. Evidentemente Tony no es un tipo ordinario, es un genio y guarda una filosofía de vida en la que el placer es lo único que parece importarle y no necesita de la aprobación de nadie para estar bien emocionalmente. 

 

Es relevante saber que muchas mujeres de la vida real se sienten atraidas por el personaje y no precisamente por sus millones; es su carisma, su audacia, su seguridad y su inteligencia. Habria que intentar ser un poco más como él.

La única razón para dejar la soltería.

A veces veo muy a la distancia la posibilidad de casarme, y no lo digo con tristeza  sino de una forma reflexiva. Explico.

Estos últimos días he pensado en eso y he llegado a la conclusión de que no abandonaría mi estado a menos que fuera para estar mejor.

Reconozco que existe en mí una especie de deseo intrínseco por convivir con alguien. Me gustaría en verdad tener una pareja con quien disfrutar de todo lo maravilloso y cruel que tiene este mundo. A estas alturas de mi vida sé que eso es posible siempre que lo hagas con la persona adecuada y dejes de lado la inmadurez viciosa que gobierna a la mayoría de las parejas de todas las edades.

Si hace años abandone la casa de mis papás fue para ganar libertad (y no hay que confundirla con el libertinaje) y no viviría con alguien con quien la relación acabara siendo una prisión.

Vivir solo es muy nutritivo, es vivir en una libertad de la que pocos gozan. Haces lo que quieres, literalmente. Tomas cursos, aprendes cosas nuevas, conoces gente, sales con quien quieres, gastas en caprichos, haces tu mundo, tu espacio, tu vida. Ser soltero o soltera no sólo es fiesta... o quizá sí, tu vida puedes volverla una fiesta, pero no sólo en el sentido de las parrandas y borracheras, sino en la actitud: disfrutas tu trabajo, tu tiempo libre, tus amistades, tus actividades constructivas, tus gustos, tus sueños.

¿Cómo abandonar eso para acabar en una prisión? Y muchos lo hacen, quiza por ese miedo a la libertad que, aunque no se crea, padece el hombre moderno. No pienso dejar eso, no me apetece acabar atrapado en una rutina socialmente considerada como idonea. Si voy a abandonar mi soltería es para estar mejor, para mejorar esta "fiesta" en la que me encuentro; para aprender más, para sanar las heridas y corregir mis vicios destructivos.

A lo que me refiero es a esas parejas que disfrutan de todo lo que un soltero disfruta pero en compañía. No se oprimen, no se celan (en el sentido amplio de la palabra), no se joden la vida, la única vida que tienen. Viven también en una "fiesta" en la que la amargura y la frustración no encuentran tierra fértil. Me alegra no haberme casado muy joven, la independencia exige sus responsabilidades pero otorga muchas libertades que deberiamos disfrutar durante más tiempo. Casarse y tener hijos antes de los 25 me parece un desperdicio de vida, y antes de los 20 es una estupidez. Hay mucho que vivir como para joderse la libertad tan pronto.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Bruce Wayne, el soltero atormentado.

De los solteros super héroes Batman es el más estudiado y el que cuenta con la personalidad más compleja. Si hay algo que podemos decir de Bruce Wayne es que es un tipo atormentado, antisocial, oscuro, resentido, obsesionado, falto de carácter y débil emocionalmente.

Todos los defectos enumerados salen a flote en las películas. En ellas, vemos que es presa de sus pasiones y enfurece con facilidad, pierde el control sobre sí mismo y eso lo lleva a ser fácilmente controlado por sus enemigos; como ejemplo tenemos aquella memorable escena donde "interroga" al Guasón (Brandon Lee) en la delegación de Policía y acaba siendo manipulado psicológicamente por éste último, quien lo hace perder el control. Pero el Guasón no es el único que logra doblarlo. También pierde ante Bane, quien actúa con más determinación ante un Batman indeciso y acaba "quebrándolo" física y mentalmente mandándolo a un calabozo metafórico del que sólo logra salir hasta lograr vencer sus miedos... al menos temporalmente.

Fuera de su personaje, despojado de su disfraz de murciélago, Bruce Wayne carece de vida propia y pasa la mayor parte del tiempo aislado, alejado de todo contacto con la gente. No hay una mujer que sea de su interés y da muestras de mantener siempre una coraza impenetrable, incapaz de abrirse ante nadie, ni siquiera ante el mundo exterior. Jamás sale, jamás viaja, jamás disfruta de sus millones de dólares y parece que su vida gira en torno a una idea obsesiva de venganza motivada por un trauma infantil que jamás ha podido superar: la muerte de sus padres.   

Batman interroga al Guasón.


Sin haber logrado superar el duelo vive presa de una neurosis cuya idea directriz es la lucha contra el mal, sin que nada más parezca importarle. Sin embargo, siendo alimentado por un impulso fuera de su control ni siquiera disfruta siendo un héroe y más bien lo sufre como lo que es, una obsesión. Bruce Wayne no disfruta de su vida, es incapaz de hacerlo debido a su estado de enajenación: el deseo de venganza.

Otro aspecto de su personalidad es su ira contenida que estalla a la menor provocación. Casi siempre pierde los estribos y acaba siendo dominado por la cólera.

Bane quiebra a Batman.
 
En lo anterior se ve su debilidad de carácter, así como en lo fácil que le resulta caer en estados depresivos. En El caballero de la noche, donde se enfrenta con Bane, Bruce lleva ya varios meses viviendo como un paria sumido en la depresión al haber perdido lo único que le da sentido a su vida: la posibilidad de vengarse. Odiado por los ciudadanos de ciudad Gótica, Bruce queda desamparado y se recluye en su cueva una cueva material y metafórica- oscura, subterránea, sin querer ver a nadie.
 
Si no hubiera delincuencia en ciudad Gótica Bruce Wayne no sería nada, pues más allá de Batman Bruce carece de vida y motivaciones. Se trata pues de un soltero antisocial, atormentado, neurótico y obsesivo.


sábado, 12 de diciembre de 2015

Creer o no creer en el Amor

Todos podemos hablar del amor, nos sentimos con el conocimiento y la experiencia para eso. Y siendo un sentimiento del dominio público abundan las opiniones. Ésta será la mía, desde mi condición de soltero -empedernido, dicen algunos- a mis 36 años, en una posición en la que uno tiene mucho tiempo para observar y pensar las cosas.

Soy un idealista  y creo que existe el Amor en oposición a muchos contemporáneos que quedaron decepcionados en su juventud y aseguran que eso es cosa sólo de adolescentes. Me decía una ex novia de 40 años: "yo ya no me enamoro". Y es cierto, muchos han dejado de pensar en una posible pareja, otros sólo buscan la compañía pragmática para evitar la soledad. Algun@s, como yo, creemos que es posible volver a experimentar todo el cumulo de emociones que implica el enamoramiento.  

Yo estoy soltero y vivo solo en un departamento. Me la paso bien, bailo tango, juego video juegos, bebo cerveza, a veces salgo con amigas, leo y escribo. Me la paso bien. Sin embargo, tengo la convicción de que existe una persona con similitudes y con quien podría empatar. Mi arrogancia y lo que tenga de egocentrismo no son tales para que me considere un ser superior y exclusivo. Soy único en cuanto a que tengo mis propios pensamientos, mi genética, mi combinación de vicios y virtudes. Pero no en el sentido de sentirme una gota de aceite en un mar de agua. Entonces, alguna mujer en algún lado compartirá intereses parecidos a los míos, con sus propias combinaciones y características únicas. La hay, porque el mundo es infinito como para pensar que no hay en él al menos una persona que comparta algo de lo que somos nosotros. Tan sólo en México hay 120 millones de personas, la mitad de las cuales son mujeres, de esas al menos habrá 10 millones dentro de mi rango de edad, quizá un millón estén en una situación civil accesible. ¡Un millón de mujeres! Aun si fueran mil o 100, son muchas posibilidades. Es un poco arrogante creer que "no hay nadie para mí". Ahora, en caso  que hablemos otro idioma las posibilidades incrementan considerablemente.
 
 

Así, vemos que tiene que ver más con nuestra actitud y no con un destino ya predestinado o  un producto de la casualidad. Dicen por ahí que vemos el mundo de la forma en como nosotros somos.

Entonces, creo que hay alguien capaz de despertar en mí el deseo de enamorarme, y aunque no ando por las calles ligando ni buscando mujeres, mi actitud es la misma que frente a muchas cosas de la vida: de apertura. No desisto, no aparto para mí un rincón de mundo, como dice Benedetti en su poema No te salves

Es un poco arrogante creer que el mundo no nos entiende. Pero si el "mundo" no nos conoce es imposible que pueda entendernos. ¿Cómo encontraremos a alguien con quien compartir nuestro tiempo si permanecemos herméticos, si nadie sabe de nosotros ni conoce nuestras virtudes y vicios (que para alguien pueden ser precisamente virtudes)? La negación a la vida es una forma de aislamiento, y si nos negamos a la vida estamos casi "muertos".

Es cierto que al paso de los años podemos haber sufrido decepciones y dolorosas rupturas, pero antes de insuflarnos de arrogancia creyendo que el mundo no tiene nada qué ofrecernos, habría también que reflexionar sobre si nuestra forma de afrontar nuestras relaciones no ha sido en parte la causa de que hayan fallado. No podemos culpar sólo al mundo sin también buscar en nosotros un poco de responsabilidad por lo que nos sucede.   

No niego que también me da miedo a veces, pero sé que el miedo impide vivir y yo quiero vivir. Tenemos sólo esta vida como para recorrerla al margen y equivocarnos es parte de ella; por otro lado, equivocarse no es fracasar, porque sólo podemos concluir que nuestra vida fue un fracaso en el último minuto que nos quede de aliento. Mientras, todo es posible; mientras habrá otras opciones, muchas.


No me gustan los lugares con mucha gente.

Hoy caminaba por las calles del DF y pasé por una zona donde hay bares y antros de baile. Siempre que paso por estos lugares experimento una sensación de desolación. Es una sensación que me provoca el hecho de no estar inmiscuido en ese tipo de diversión, como si el no formar parte de esa alegría me volviera un excluido. Y es que así llego a sentirme, como una especie de paria, ajeno a toda esa felicidad.

En el fondo debería preguntarme si realmente quiero estar en ese ambiente o es sólo el sentir que debería divertirme de esa forma. La música, el baile, la bebida, la compañía grupal, todo eso tiene tintes de alegría y felicidad y el no formar parte de eso me hace sentir mal. ¿Por qué no estoy yo ahí? ¿Por qué no voy a esos lugares? La verdad, no me siento cómodo  en los lugares concurridos. Si me dan a escoger prefiero estar con alquien o en un grupo pequeño, muy pequeño- tomando el café o bebiéndo cerveza, hablando de todo, compartiendo opiniones, etc.

Creo que quizá tiene que ver con lo que socialmente ha quedado establecido como diversión. En todos lados la diversión es euforia, baile, gritos, convivir con una multitud de personas bailando y bebiendo. Entonces, cuando eso a mí no me parece lo más divertido, o lo más agradable, experimento una especie de exclusión, me siento fuera de sitio, fuera de la norma.

No debería sentirme así. La forma que tengo de divertirme, de sentirme bien, es otra. Y eso no debería excluirme, menos provocarme un malestar. El baile, la multitud y la algarabía, al menos en ese ambiente y de esa forma, no me complacen del todo.

Quizá forma parte de los sentimientos que suelen experimentarse cuando salimos de lo ordinario, o cuando no compartimos los gustos de una mayoría y nos sentimos extraños, desencajados, solos. Y este sentimiento puede verse acrecentado por la crítica social que, al no compartir esos gustos, llega a llamarnos amargados, aburridos, etc.

La verdad es que es difícil cuando no compartes gustos generalizados, en cualquier aspecto. Cuando no adoptas el camino de la mayoría, eres señalado, juzgado y relegado. La sociedad así se comporta pero no por eso va uno a sacrificar su vida por darle gusto a los demás o para simplemente sentirse integrado, aunque sea sólo superficialmente.

martes, 1 de diciembre de 2015

Marisol, mi novia del barrio.

Marisol fue mi novia quinceañera del barrio. Fue la única novia que tuve que vivía en la misma calle que yo. Quizá sea una asociación facilona por la rima obvia, pero así ha sido y siempre la he asociado con un girasol. Cuando pienso en Marisol pienso en ésta flor.

Marisol era bonita, de piel clara, casi de mi estatura y de cabello muy largo. Era bonita, ya lo dije pero amerita que se repita. Me gustaba besarla porque era bonita (una tercera vez). Nos arrinconabamos detrás de los autos o en un umbral  a besarnos.

Yo por entonces cursaba el primer grado de la preparatoria. Ella el último de la secundaria en el turno vespertino, así que cada noche ella pasaba frente a mi casa en su uniforme, yo la esperaba y cuando la veía salía a su encuentro.

Siempre me quede con las ganas de tocarle los pechos a Marisol, jamás me lo permitió. Apenas sentía mis intenciones me sujetaba la mano. Yo quería hundir mis manos en ellos porque, a través del uniforme, se miraban tan firmes, tan redondos, tan bellos.

A los padres de Marisol no les agradaba que su hija tuviera novio, así que o se hacían los desentendidos o en verdad no lo sospechaban. Un día la reprendieron severamente porque algún chismoso o chismosa les dijo que se había ido conmigo a dar la vuelta en el carro de mi papá. Temían que algún adolescente cachondo la embarazara en su primera vez tal como sucedió.

Marisol comenzó a ser una incomodidad para mí debido al excesivo control de sus padres hacia ella y, consecuentemente, de ella hacia mí. Entonces, un día me vio despidiéndome de beso de Alejándra, mi vecina de al lado, de quien quizá hable después. Marisol, celosa como sus padres, me recriminó una noche y comenzó a llamarme "poco hombre", algo que no venía al caso siendo que ambos teníamos 15 años y que sospecho se trataba más bien de un diálogo aprendido en algún lado. Marisol quiso abofetearme pero alcancé a moverme; lo intentó una segunda vez, que también falló.

Así terminó mi relación con Marisol, la primera y única vez que fue de manera desafortunada.

Un par de años después vi a Marisol embarazada. Al día de hoy tiene dos niños y da la impresión de que su matrimonio no ha ido bien, se le nota en el semblante, en las maneras que ha adoptado. Aún conserva los rasgos de aquella niña bonita sólo que un poco erosionados.

 

domingo, 29 de noviembre de 2015

Lupe, abuela a los 30 años.

Hace un par de días vi a Lupe, a quien conocí cuando yo tenía 15 años y ella un poco menos. La vi pasar con su nieto, porque su hija se embarazó siendo una adolescente igual que como sucedió con ella. Y es que suelen repetirse los patrones cuando el medio en el que te desenvuelves no cambia. 



Mucho tiempo después de que Lupe se embarazó y dio a luz, uno de mis hermanos me dijo que yo le gustaba a Lupe. Jamás me lo hubiera imaginado y por entonces yo andaba con Marisol, de quien hablare después.

Lupe era y sigue siendo una mujer guapa, pero como sucede con muchas de las niñas en la colonia donde crecí, acabó embarazada y abandonada antes de los 18 años. Así que Lupe se convirtió en abuela soltera a los 30 y tantos. Me resulta extraño, como si viviéramos en mundos distintos por el hecho de que ella ya es abuela mientras yo sigo soltero y sin hijos.  


Suelo pensar en eso, en la tranquilidad de mi vida frente a la de quienes tienen responsabilidades tan grandes como las de lidiar con bebés a los 20 años o con adolescentes a los 30. Supongo que gozo de muchos privilegios de los que Lupe y otros y otras tantas no pueden disfrutar o ya ni siquiera recuerdan. 

sábado, 28 de noviembre de 2015

Nuestras exigencias al buscar pareja.

Cuando vi la película "Amor ciego"(Gwyneth Paltrow, Jack Black y Jason Alexander) me sentí un poco aludido y me quedé pesando en la actitud de los dos solteros en su viaje por buscar mujeres.

Se dice que conforme avanzamos en edad nos volvemos más exigentes para aceptar a alguien como pareja, y esto es cierto, basta hablar con algunas personas para escuchar la infinidad de defectos que suelen encontrar en los pretendientes que van encontrando a su paso; le dejan a uno la impresión de que son personas de gustos exigentes y no se conforman con cualquiera. Entonces me pregunto qué tan cierta es esa exigencia y que tanto puede tratarse de un auto sabotaje que en el fondo ocultaría miedo e inseguridad, algo así como con los personajes de ésta película.

La historia trata de dos solteros bastante "exigentes" en su selección de mujeres, y aún cuando para nosotros puedan parecer guapas y simpáticas ellos siempre deciden rechazarlas por pequeños detalles que sobreestiman como defectos imperdonables. Defectos tan absurdos como la asimetría en los dedos, una nariz muy chata o muy picuda, orejas grandes, etc. Por supuesto esa "exigencia" aplica también para el comportamiento de las chicas. Como en las personas de la vida real, parece que no existe sobre la tierra alguien que cubra sus espectativas, y creo que así solemos comportarnos a veces, como solteros y solteras cotizadas a los que nadie nos llega.

Sin embargo, ¿qué tanto nos podemos estar comportando como estos dos solteros? Ambos personajes están lejos de ser considerados galanes, vamos, no impactan con su personalidad, no son modelos y distan mucho de serlo, algo que evidentemente contrasta con sus exigencias. Básicamente volvemos al ideal del príncipe y la princesa, a la aspiración por la pareja perfecta, incólume. Esperamos algo que no existe, al menos en el aspecto absoluto bajo el que l@s vamos calificando.  Como ya no estamos en edad de creer en príncipes y princesas, creo que esto es algo sobre lo que deberíamos reflexionar. De hecho hay un video en youtube que refleja esta forma de comportamiento, aparentemente deseamos encontrar alguien con quien compartir nuestra vida, sin embargo, cuando tenemos la oportunidad de comenzar algo, saltan nuestras criticas hacia esa persona. 



La experiencia nos vuelve más prudentes, pero también puede volvernos miedosos sin que nosotros nos percatemos de ello. Asumimos actitudes ante la vida que nos impiden disfrutarla como cuando eramos adolescentes: nos da miedo equivocarnos, sentir dolor, sufrir. Quizá mucho de esas "exigencias" tenga que ver con ésto. Es cosa de pensarlo.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Relacionarse con una madre soltera. Cuatro puntos a considerar.

Si se van a relacionar con una madre soltera o divorciada les sugiero tener en mente estos cuatro puntos.

1.- E
s mamá. Para toda mujer con hijos ellos son y serán siempre su prioridad. Muchas mujeres se sacrifican a ellas mismas por sus hijos, así que es importante tener en cuenta que su vida gira entorno a ellos, por lo que tendrás que lidiar con cancelaciones de citas, interrupciones, poca privacidad y básicamente con el horario que impongan sus hijos. 

2.- El cansancio. Ser madre soltera es agotador, así que cuando tienen un tiempo libre sin sus hijos no es extraño que sólo quieran descansar y no deseen salir. No siempre la ausencia de sus hijos implicará un fin de semana de reventón o de sexo salvaje. 

3.- El ex. El ex marido o el ex novio, osea el padre de sus hijos, es una presencia que jamás va a desaparecer. Si eres una persona madura y no eres celoso paranoide es algo con lo que se puede lidiar, sin embargo, existe el riesgo –casi como una norma- de que el ex se comporte como un verdadero niño cuando se entera de que su ex mujer tiene una nueva pareja. El ex puede volverse un fastidio por sus desplantes de inmadurez y celos absurdos. Ahora que si eres un celoso paranoide mejor piénsalo, porque jamás dejará de tener contacto con su ex y tu paranoia te hará pensar muchas cosas estúpidas.

4.- Los niños. Si tienes problemas de tolerancia con los niños mejor ni te metas en ese terreno. Muchos niños de padres separados presentan conductas extrañas derivadas del efecto que les provoca la separación de sus padres, así que suelen ser caprichosos, mimados, llorones o agresivos. No todos, aclaro, pero suelen serlo. Entonces te enfrentas con unos niños afectados y puede ser muy muy estresante. Si eres paciente y te agrada convivir con niños puedes ser de ayuda. Si no eres de este tipo, mejor piénsalo.

Encontrar pareja después de los 30's

Parece que después de cierta edad encontrar pareja se vuelve una tarea complicada. En lo personal así lo siento a veces. Recuerdo que en años pasados era mucho más fácil relacionarme con las personas, había mayor cantidad de mujeres a quienes hablarle y las convivencias eran más sencillas. Creo que pasados los 30’ las cosas se ponen más complicadas. He aquí lo que considero son las 6 razones principales.

1.      La mayoría ya están casad@s. Si has pasados los 30’s sin haberte casado te encontraras con el hecho de que muchas de las personas que vas conociendo en tu camino están ya casadas o comprometid@s. La mayoría comienza a casarse en los 20’s, por lo que la cantidad de solteros y solteras se reduce en los 30’s, entonces no te queda más que considerar la posibilidad de relacionarte con alguien menor edad; quizá para los hombres este no sea un problema, pero creo que para las mujeres sí puede llegar a serlo.

2.      Solter@s con hijos. Desafortunadamente, muchos de los que se casaron antes de los 30’s acaban divorciándose o separándose dejando una gran cantidad de mujeres solteras con hijos. Aunque también hay papás solteros la realidad es que existe una notable mayoría de madres solteras (algo que deja muy mal parados a los de mi género). Esto implica que el noviazgo con solteros y solteras de este tipo conlleva lidiar con los hijos, algo que debe pensarse muy bien si lo que uno busca es una relación más libre: los hijos son en extremo demandantes y la mayor parte del tiempo tendrán la atención de tu pareja. Muchos simplemente decidimos alejarnos cuando nos enteramos de que quien nos gusta tiene hijos.


3.      Exceso de actividades. Llegando a los 30´s es muy probable que ya te encuentres metido de lleno a la parte de la población económicamente activa, y muchos pasamos gran parte de nuestro día dedicados al trabajo por lo que vamos dejando de lado nuestra vida personal, algo que no me parece del todo correcto pero que desafortunadamente nos atrapa y no solemos darnos cuenta sino mucho tiempo después. Vivimos tan abocados a nuestras actividades que no nos queda tiempo para trabajar en una relación. Tener pareja implica tiempo para conocerse, para salir, para convivir, y si no estamos en la disposición de hacernos esos espacios relacionarnos con alguien se vuelve casi imposible.



4.      Cicatrices que no cierran. Como he dicho en el punto 2, muchos de los que se casaron acabaron separados; esas rupturas dejan heridas que a veces no han sanado o tardan en hacerlo y esto nos da como consecuencia una cierta cantidad de hombres y mujeres temerosas de “abrirse” a una nueva experiencia. Muchos optan por evitarlas como una forma de protegerse ante un nuevo y doloroso fracaso. Así que aunque estén solteros y no tengan hijos, nos encontramos con que simplemente no quieren saber nada de aventuras amorosas.




1.      ¿Somos más exigentes? Esto no me convence mucho y siento que tiene más que ver con una forma de auto sabotaje derivado del punto 4. En efecto nos hacemos más selectivos al buscar con quien relacionarnos, y esto porque la experiencia nos ha enseñado que hay más cosas a considerar que el simple amor. Sabemos que de amor no se vive, no se come y no es suficiente para una buena relación. Sabemos que vivir con alguien implica muchas otras cosas a considerar al momento de pretender enfrascarnos en una relación con alguien. Sin embargo, esto no me convence del todo porque está el riesgo de volvernos herméticos, pragmáticos y más idealistas que un adolescente: buscamos a una persona “perfecta”, sin vicios, sin “malos” hábitos, sin complejos, sin miedos, sin hijos, sin defectos, etc. Habría que reflexionar qué parte de nuestra exigencia es consciente y qué parte es una consecuencia inconsciente de nuestras malas experiencias. 

martes, 17 de noviembre de 2015

La muerte de un amigo

En días pasados falleció un ex compañero de la secundaria.
Gracias a las redes sociales nos hemos podido reunir ex compañeros de la adolescencia con los que cursé los tres años de secundaria; en dos de esas reuniones lo vi y se le veía sano, joven, realizado, casual, como a mis otros compañeros,  así que la noticia de su muerte fue sorpresiva y lo fue más por las circunstancias de su muerte.

Según lo que me dijeron, dormía y en la madrugada comenzó a sentir molestias en el estómago. Tenía reflujo y como consecuencia murió ahogado, de una broncoaspiración; así de fácil, así de simple.

Fue impactante porque son cosas que no esperas y ni siquiera puedes intuirlas. Si hubiera estado enfermo o llevara una vida riesgosa y con vicios incontrolables podríamos ligar su muerte con ella, pero no fue así. Murió en su cama, mientras trataba de dormir, al lado de su pareja que no pudo hacer nada.

Hace un par de semanas tuve una cruda (resaca por el exceso de alcohol) como nunca la había tenido. En la madrugada estuve vomitando y al día siguiente tenia mareos, asco y en un momento del regreso a mi casa experimenté hormigueo en los brazos. Sentí que me cargaba la chingada, entré en pánico y fui a ver a un doctor: es una cruda, me dijo. Semanas antes me había excedido también, aunque no tanto, y me la pase acostado en mi cama, temblando como Nicolas Cage en Living Las Vegas. Así que no puedo evitar pensar en eso: ¿Y si me pasara algo? Nadie estaría para ayudarme y me encontrarían muerto días después.  

La muerte tan repentina y hasta cierto punto absurda de este amigo me hizo pensar en eso. Vivo solo, me puedo atragantar hasta con la comida y no habrá ni quién me auxilie. 

Uno puede morir de muchas formas. Da un poco de miedo.

sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Por qué casarse?

¿Es el matrimonio un estado al que todo ser humano debe aspirar? ¿Es el camino idóneo, la aspiración máxima o sólo una tradición que se sigue en la mayoría de las veces sin razonamiento de
por medio?

En lo que a mí respecta hay mucho de esto último. Creo que muchas personas ven al matrimonio como una estación por la que forzosamente habrán de pasar algún día sin cuestionarse si esa visión es por tradición o realmente forma parte de un deseo consciente. Y así, casi sin dudarlo, puedo asegurar que muchos se han casado porque es la línea de vida acostumbrada, sin contar a aquellos que lo asumen como un mandamiento religioso.

Mucha gente, muchos matrimonios, viven presos por esa idea social de casarse y por lo tanto viven frustrados en una relación que muy en el fondo no deseaban. ¿Por qué lo digo así? Porque ha sido una triste realidad ver como muchos matrimonios acaban en las peores condiciones, y como muchos otros mantienen el contrato sólo por la incapacidad de ir contra ese Ente que les ha indicado que ese es el fin de la vida, aun cuando para ellos esa vida esté llena de sufrimiento y frustración.

Es un poco fastidioso ver la importancia que le dan a esta unión cuando en la práctica el matrimonio es, en muchos casos, una farsa que se defiende a ultranza; y como solteros lo vemos cada que alguien nos pregunta por qué no nos hemos casado, dándole al matrimonio un carácter de obligatoriedad que, socialmente, no hemos cumplido; el no haberlo hecho nos hace ver raros.

Por otro lado, tengo que decirlo, conozco muchos infieles, tanto hombres como mujeres. Y es entonces cuando me pregunto ¿Por qué se casaron? Bueno, lo hecho, hecho está, pero entonces ¿por qué no se separan si ese contrato ya no funciona? ¿Miedo? ¿Son incapaces de vivir solos o solas? ¿Es que prefieren vivir en una mentira? ¿A caso no hay otra forma de vida? Lo más triste es cuando los hijos son la única razón de que la pareja se sobrelleve.

Y no es que considere que el matrimonio como opción de vida sea lo que falla, porque existen parejas que funcionan realmente bien y cuyo desarrollo y plenitud es evidente. Creo que lo que falla es el individuo o la dupla que llegan al matrimonio porque "es el camino, la ruta del amor". Creo que cuando se asume de esa forma, el matrimonio se convierte en lo opuesto.

Pensemos en dos personas se llevan bien, se aman, se disfrutan mutuamente, les gusta estar juntos porque entre ellos hay una especie de armonía musical placentera y satisfactoria. ¿Qué sigue?
La respuesta casi inmediata es "casarse y formar una familia", aun cuando ni siquiera estén en condiciones para ello. El amor no tiene por qué tener por consecuencia el matrimonio y  los hijos; no es, como se ha hecho creer, la única manifestación máxima de amor y compromiso, y de esto hay evidencia de sobra.

Considerando el mismo ejemplo, de la pareja de novios que se aman, ¿qué sigue? Considero que lo que sigue no es necesariamente el contrato, sino la continuidad del crecimiento de la pareja por medio del crecimiento de los integrantes, la realización individual que fortalece la relación. En el trajín, en la evolución de ambos, llega el momento en que deciden emprender la vida juntos, ser independientes ellos mismos para serlo como pareja.  Experimentan la felicidad en el crecimiento del otro. En una relación así el contrato jamás llega a ser un fin, menos la expresión máxima de amor, ya que ésta va manifiesta en el apoyo mutuo, en el deseo de libertad y crecimiento de nuestra pareja, y es una manifestación constante, de todos los días y no sólo de un simple acto. En esta forma de relación el matrimonio se convierte en una pieza más y no en un fin.

Por eso a veces cuando sé que una pareja joven ha decidido casarse, y me refiero a menores de 25 años  pienso que no hay por qué tener tanta premura; siento que al paso de los años un gran porcentaje acabará en la misma situación que muchas otras parejas, más aún cuando son evidentes las manifestaciones de celos, de opresión, de falta de individualidad y de intereses que vayan más allá del matrimonio.


No sé a qué edad sea correcto vivir con alguien, pero creo que a menor edad hay más probabilidades de que nos veamos influenciados por el medio y que un matrimonio fracase. Además, algo he visto: aún los novios más enamorados, tras casarse pueden hacer del matrimonio un verdadero infierno.